domingo, 16 de julio de 2017

CATEDRAL STORE

          Parece que las catedrales españolas están empezando a estar en peligro de extinción. Los concejales de la CUP en el Ayuntamiento de Barcelona han propuesto la “expropiación forzosa y socialización” de la Catedral de Barcelona, para instalar en ella un economato y una escuela de música. Yo recuerdo cuando, hace muchos años, se puso de moda en España la música de Luis Cobos. Luis Cobos “versionaba” piezas de música clásica, daba igual Beethoven, Mozart, Albinoni o cualquier otro compositor que a él se le antojase; a todos les ponía ritmo de tararintanchin y le salían los discos como churros. Lamento decir que tuvo un éxito fulgurante. Recuerdo que una amiga mía defendía a capa y espada esas “versiones” de Cobos, esgrimiendo el argumento de que de ese modo tararintanchinizado se acercaba la música clásica al pueblo. Para rebatirle, si es que hacía falta, yo ponía el ejemplo de instalar un Burger King en la Capilla del Condestable de la Catedral de Burgos, para acercar al pueblo el gótico flamígero. En aquellos tiempos el asunto resultaba absurdo, pero parece que ahora no tanto.

         Yo estoy a favor de que las catedrales pasen a ser de titularidad pública, pero socializarlas forzosamente y poner dentro un economato me parece algo excesivo. Además ¿Por qué precisamente un economato? Lo de la escuela de música lo veo más razonable porque, al fin y al cabo, siempre ha habido escolanías en las catedrales. Con lo moderna que se puso la Iglesia después del Vaticano Segundo, lo mismo hasta le parece bien al Santo Padre que se cante el kyrie a ritmo de reggaetón. Eso podría ser. Pero lo del economato no lo veo. Hay que imaginarse el yogur griego apretujado entre un “Ecce Homo”” y un “Noli me tángere”, que dará hasta miedo acercarse. El sitio apropiado para el fiambre estaría al lado de las tumbas, digo yo, y tiene que dar mucha impresión comprar chorizo de Cantimpalos bajo los restos mortales de Ramón Berenguer y Almodís de la Marca. Quizás podrían aprovecharse las estaciones del Vía Crucis para poner los clásicos carteles de “productos de limpieza”, “congelados” o “pastas y arroces”. Pero visto así, en su conjunto, no lo veo. ¿No sería más práctico expropiar forzosamente y socializar directamente los economatos? Y si quieren hacerse los modernos y originales, que socialicen las escuelas de música para poner economatos y los economatos para poner escuelas de música. Eso salvo que los economatos y las escuelas de música estén ya todos socializados, que podría ser.



          Hay que reconocer que el uso de las catedrales ha ido variando con el transcurso de los tiempos. En la Edad Media se celebraban en ellas “La fiesta de los locos”, que era como unas saturnales pero a lo salvaje, y “La fiesta del asno”, en la que metían un burro hasta el mismísimo presbiterio. Las locuras carnavalescas terminaron por ser prohibidas, pero lo del asno en el presbiterio parece que les cuesta más eliminarlo. De otro modo no se explican las declaraciones de algunos obispos. Y en cuanto a la propuesta economatizadora de la CUP pues, que queréis, la veo también más propia de asnos que de locos.



        Otra catedral que está en solfa es la Córdoba. Resulta que los astutos canónigos catedralicios han registrado la catedral a nombre del Obispado, por el precio simbólico de 30 euros (puede que pensando en Judas Iscariote, aunque este punto no está confirmado). Ahora el Ayuntamiento quiere que la titularidad del edificio sea pública, cosa que me parece de lo más razonable. Pero dice el obispo que no, que a ellos se la regaló Fernando III el Santo y que nanai de la China. Eso de remontarse a un rey medieval me parece algo tramposo, porque por muy santo que fuese el fenecido monarca, tampoco sabía nada de cosas modernas ni de lo que pasaría cientos y cientos de años después de haber palmado. Que me digas Alfonso X el Sabio podría ser, pero Fernando III precisamente por ser santo no podía estar muy al tanto de las cosas del mundo. Para resolver el problema yo creo que lo mejor sería expropiar forzosamente y socializar la catedral de Sevilla para poner una escuela de sevillanas y otro economato, exhumar los restos de Fernando III, poner una mercería en el hueco, y ver si por casualidad le enterraron con su testamento y últimas voluntades (ambos originales) para, de ese modo, dejar definitivamente zanjada la cuestión.



          Mientras se resuelve el problema de la titularidad se le presenta al obispado de Córdoba, que es que no ganan para disgustos, la petición de que autorice el culto musulmán en el recinto catedralicio porque, al fin y al cabo, antes que catedral fue mezquita y eso de que se dedique exclusivamente al culto católico es muy anti-multiculturalista y muy poco respetuoso con las minorías religiosas. Que los cultos religiosos se mezclen o se dejen de mezclar es un asunto que no me quita el sueño. Con todo, me resulta llamativo que los musulmanes sean tan multiculturales en Occidente y tan monoreligiosos en sus países de origen. Insisto en que yo no digo ni que sí ni que no a que los musulmanes tengan su espacio de culto en la catedral de Córdoba, que es grandísima además, pero no estaría mal que predicasen con el ejemplo. Ahí tenemos en Estambul la Iglesia de Santa Sofía, que ya no la usan ni de mezquita, pero que ni en sueños se les ocurre permitir a los cristianos volver a practicar el culto en ella. En Damasco, caso de quedar algo en pie en Damasco, está la mezquita de los Omeyas, antigua basílica bizantina ¿por qué no empezar en ella esa encantadora fraternidad cultual? Como no soy moderno, pues no entiendo bien ese empeño de exigir tolerancia en casa del vecino mientras practicamos la intolerancia en la nuestra.

          Seguramente mis planteamientos estén equivocados, o no siguen el carril de las ideas aceptadas, lo que en la actualidad viene a ser lo mismo. Quizás la propuesta de la CUP no sea una memez descabellada, pero, si es así ¿Por qué solo la catedral de Barcelona? Expropiemos forzosamente y socialicemos todas las catedrales de España para dotar al país de la mayor red de escuelas de música y economatos del mundo entero. Y en las que hayan sido mezquitas, reservemos una capilla para el culto musulmán y que el economato sea halal. Y los cristianos, pues que se le va a hacer, que se busquen un hueco para rezar en algún economato sin socializar. Con esta ola de calor puede que no sea mala idea celebrar los oficios en la zona de congelados.

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