domingo, 24 de abril de 2016

CONTRADICCIONES

                Diréis que le saco punta a todo, que soy muy polilla y muy quisquilloso y muy todo lo que queráis, pero es que yo veo a mi alrededor muchas contradicciones. Hoy me he enterado con gran satisfacción  que Su Majestad el Rey Felipe, QDG, ha recibido en el Palacio de la Zarzuela a Su Alteza Serenísima el príncipe Alberto de Mónaco. La noticia me ha alegrado, porque la   Familia Real Española y la Familia Principesca de Mónaco no se ajuntaban por aquel asuntillo de la candidatura española a los Juegos Olímpicos, que tan arteramente trunco a favor de Francia  el  Sr. Alberto Grimaldi, de los Grimaldi de Mónaco de toda la vida. Eso de que las familias reales no se ajunten y hagan cosas impropias de su linaje y alcurnia  es un asunto muy feo y da muy mala imagen, porque luego vamos los súbditos y nos da por imitarles, y nos ponemos a enfadarnos con los parientes, a llevar el dinero a Panamá e insensateces por el estilo. Me alegra, pero veo contradicciones. La primera y más evidente es llamar “palacio” a ese horroroso caserotón que los reyes eméritos eligieron como residencia oficial. Tenían a su disposición el Palacio de Oriente, el más grande de Europa y uno de los más bellos, pero eso no cuadraba con la idea de espartana sencillez que ellos querían dar al pueblo. Estaba el Palacio del Pardo, más recoleto, pero olía demasiado a Franco para su gusto, vaya usted a saber por qué. Bueno, eligieron La Zarzuela para poder llevar allí esa vida normal y sencilla que le reportó a D. Juan Carlos una fortuna estimada en 1800 millones de euros (Forbes dixit), a Doña Sofía un joyero que se le desparrama de puro lleno (“Hola” dixit) y a SSAARR las infantas Cristina y Pilar esa manía de tener empresas millonarias sin saber por qué ni para qué. Me parece muy bien, pero La Zarzuela un palacio no es (Yoda dixit).



                En D. Alberto veo también contradicciones. La más evidente es eso de que los príncipes de Mónaco, precisamente ellos, tengan el tratamiento de Altezas Serenísimas.  ¡Serenísimas! ¿Hay en Europa familia real de historial menos sereno? ¿A quienes llamaban en Paris Cocaína de Mónaco y Estefasniff?  ¿Qué príncipe europeo tiene las puertas del  armario desvencijadas de tanto entrar y salir de él? ¿Qué sereno linaje ostentan si su abuela nació de “una relación extramatrimonial en un cuartel argelino”? Pero no nos pongamos snobs. Vamos a lo más contradictorio. Resulta que SAS ha venido a Madrid a inaugurar su fundación en defensa del medio ambiente. Quienes conozcan Mónaco sabrán que hay mucho ambiente cosmopolita y ricachón, pero ni un milímetro medio ambiente. La familia principesca se ha encargado de prosperar a base de no dejar ni un tiesto de geranios sin urbanizar, una ensenada sin rellenar o un espigón sin construir. Y ahora que lo tienen todo bien asfaltado en casa, van y se dedican a proteger el medio ambiente. Bien decía Oscar Wilde que toda clase social   predica las virtudes que no necesita practicar.


                Leí también hace unos días que SS el Papa Francisco ha visitado Lesbos. Ya se sabe que el Pontífice es muy bueno y muy sencillo y que no se cansa de apelar a la generosidad con los más necesitados. Se podría decir que resulta un poquitín contradictorio que esas apelaciones las haga desde una ventana de los Palacios Apostólicos, esa sucesión de edificios que atesoran toneladas de oro, plata y piedras preciosas que bien podrían pignorarse, o ser directamente vendidas, a favor de los pobres. Gente malintencionada murmura que de esos kilómetros de estancias y galerías, trufadas de obras maestras del arte universal, bien podrían salir para subastarse una escultura y un par de cuadros, para ayudar un poco. Es cuestión de opiniones. El caso es que el Papa no solo ha ido a visitar a los refugiados de Lesbos, sino que ha tenido el buen corazón de llevarse de vuelta a doce de ellos “cuyos gastos de manutención sufragará El Vaticano”. ¿No es enternecedor? Hay que tener en cuenta que para alojar a esos doce refugiados SS el Papa solo cuenta en Roma con el Palacio Apostólico, el palacio y Galerías del Belvedere, el palacio de San Calixto, el de la Cancillería, el predio papal de Castelgandolfo, los edificios anexos a las basílicas pontificias, el palacio de Letrán, el de Propaganda Fide y cuatro cosas más. Recuérdese que  el que insigne cardenal Bertone tuvo que alojar su voto de pobreza en apenas trescientos o cuatrocientos metros cuadrados de apartamento en el palacio papal. . ¿Y sufragar los gastos de mantenimiento? Se dice muy a la ligera que El Vaticano posee grandes riquezas pero, repito, esas riquezas están congeladas en diamantes y esmeraldas, en leonardos, rafaeles, caravaggios, en bronces etruscos y mármoles griegos… cosas que no se pueden comer. ¿Hay contradicción en predicar la pobreza rodeado de riqueza? Ese gesto del Papa ¿Será solidaridad o será la clásica caridad de toda la vida?


                El asunto de los llamados “Papeles de Panamá” tampoco lo veo yo muy claro. A los ciudadanos se nos suelta la carnaza de todos los individuos a los que han pillado, para que hagamos escarnio de ellos y canalicemos por ahí nuestra frustración y nuestra rabia, y lo hacen con gran éxito. Así no nos paramos a pensar que los gobiernos, esos gobiernos que se escandalizan tanto con el asunto y que juran o prometen escarmientos ejemplares, tienen en sus manos acabar con los paraísos fiscales en un plis plas. Si EEUUAA, la Unión Europea, China y Japón se lo propusiesen en serio ¿Cuánto durarían esos paraísos? La menor de las contradicciones es ese consenso general entre todos los pillados, que dicen que sí, que tenían la empresita en Panamá (o en Jersey, o en las Isla Caimán), pero que no la usaban para evadir impuestos, que la tenían así, por tener, como quien compra diez kilos de cocaína “para uso personal”.


                Pero el rey de las contradicciones, al menos a nivel nacional, es el ínclito Pablo Iglesias, nuestro Lenin de andar por casa. Preguntado el otro día por la aparente contradicción entre predicar la libertad y la igualdad al tiempo que se dejaba financiar por el gobierno de Irán, D. Pablo nos dio las siguientes explicaciones, en ese tonito suyo condescendiente y paternal que tanto le gusta: “Si el gobierno de Irán tiene la estrategia de financiar movimientos de izquierda en los países de occidente, sería de tontos no aprovecharse de ello”. El propio Lenin, continuaba, aprovechó la ayuda del emperador Guillermo II de Alemania, enemigo natural suyo, para poder volver a Rusia en aquel famoso “tren sellado”. Ni el mismísimo Maquiavelo lo hubiese dicho mejor. Para acabar con la política en la que vale todo, todo vale.  Pablo se presenta en mangas arremangadas de camisa a consultar con el Rey, pero se viste de smoking para ir a los Goya, demostrando así que sabe diferenciar lo serio de lo superficial; predica una renovación social profunda, de verdad-verdad, al tiempo que dedica todo su tiempo a gestos provocadores banales y sin sentido práctico alguno. Predica soluciones pero no vende más que ideología. ¿Podemos? Más bien Queremos el Poder. Claro que en el fondo no se diferencia tanto del resto de los políticos actuales, que predican democracia y ansían poder absoluto. Cada cual interpreta la voluntad del pueblo expresada en las urnas a su manera particular, excepto en el de ponerse de acuerdo por el bien común; todos dicen buscar lo mejor para España, pero harían mejor en usar el viejo término de “Las Españas”: La de Podemos, la del PSOE, la de Ciudadanos, la del PP. Mientras tanto We the People seguimos jodidos como puta por rastrojo.  ¿No es un poco contradictorio?



               
               

                

1 comentario:

  1. No podría estar mas de acuerdo contigo hoy, querido Emilio, total y absolutamente. Y mira, tienes hasta gracia pá decirlo, "sin acritud" y con sorna, mucha sorna, al menos es lo que me ha parecido. Saludos chaval, eres grande

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