miércoles, 25 de noviembre de 2015

A TONTAS Y A LOCAS

Ayer me pasé todo el santo el día sin pisar la calle. Con este repentino temporal que nos azota, me pareció lo mejor quedarme en casita con Chispas, un libro y una manta. Hoy hubiese hecho lo mismo, pero la necesidad de nicotina no me lo ha permitido . Al salir de casa me he dado de bruces con un  típico día de otoño en Cantabria, con frío, lluvia y, sobre todo, un viento racheado de esos que convierten el paraguas en un estorbo inútil, una declaración de intenciones (intenciones de no mojarte) tan inútil como las de la  Unión Europea, porque, lo pongas como lo pongas, el agua te ataca  por todas partes. Al llegar al estanco de Raúl tenía los pantalones empapados y el chubasquero y el sombrero chorreando agua. Tras un apresurado “buenos días” he soltado alguna tontería del estilo de “que  bonito día primaveral” o algo parecido, una de esas bobadas que se acostumbra a decir en esos casos. El señor que tenía delante, un ancianito de aspecto inofensivo, con su boina y todo, ha contestado:”bueno, por lo menos no hace viento”. Me gusta mucho la gente con criterio propio, pero ese “no hace viento”, cuando las últimas ráfagas me habían llenado de agua hasta las gafas, me pareció un punto de vista exageradamente discrepante; y al estanquero y a los demás clientes debió ocurrirles algo parecido, porque todos nos quedamos en silencio y mirando al techo. Callado está dicho que en cuanto se marcho el señor todos nos pusimos a hacer chistes malos y bromas tontas sobre la radical originalidad de su criterio, de su criterio climatológico al menos, cuando lo más seguro es que el señor lo dijeses por decir algo, un poco a tontas y a locas.
A tontas y a locas soltamos unas memeces de tomo y lomo. Yo hace no mucho le pregunté a una conocida si estaba embarazada, a lo que me contestó con notable desparpajo que no, que lo que ocurría era que estaba muy gorda. ¿Tenía yo mucho interés en saber si estaba o no embarazada? No ¿A poco que me hubiese parado a pensar me habría dado cuenta de que ese embarazo era muy poco probable? Si. ¿Por qué lo pregunté? A tontas y a locas.
Hace dos o tres semanas, antes de esta mini glaciación que nos ataca, estaba yo sentado en la terraza de Madigans con una amiga, tomando el aperitivo y charlando animadamente, cuando acertó a pasar por allí una conocida mía, poco conocida en verdad, que me soltó un alegre y desenvuelto “Emilio, que solo te veo hoy”. Tengo que decir que mi amiga no es muy grande, pero si lo suficiente como para que se la vea perfectamente detrás de la mesita de una terraza. Por otra parte era evidente que yo estaba en plena charla y todo el mundo sabe que yo hablo solo únicamente en la estricta intimidad de mi domicilio. Total que ese “que solo estás hoy” me dejo muy sorprendido; y a mi amiga algo sorprendida y bastante mosqueada por el evidente ninguneo a que tan injustamente se veía sometida. Todo el asunto resultaba  tan desconcertante, desde el brote de simpatía tan extemporáneo en una simple conocida, poco conocida, a la aparente invisibilidad de mi amiga, que me pareció lo más prudente contestar con un lacónico “¿Solo?”, entonado, eso sí, con cierto retintín. Esto parece que hizo reaccionar a mi (poco) conocida, que se quedó mirando a mi amiga y le soltó muy sonriente “Ay, perdona, que no te había conocido”. Mi amiga, muy digna y sin decir palabra, bajó sus gafas de sol hasta la punta de la nariz y le lanzo una mirada muy conseguida, mezcla de mala leche, incredulidad y desprecio en estado puro; una mirada de Medusa que dejó a mi (poco) conocida medio petrificada y balbuciendo “Ay, perdona, que me he confundido”. Acto seguido siguió su camino. ¿Qué explicación le dimos al incidente? Mi amiga decidió que la (poco) conocida debía de ir bastante pimplada, pero eso lo dijo porque estaba resentida por haber sido ignorada con tantísimo descaro. Yo creo que, simplemente, habló a tontas y a locas.


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