domingo, 29 de noviembre de 2015

THE WALKING DEAD

Como dicen que es de sabios cambiar de opinión, creo que voy a reconsiderar muy seriamente mi decisión de leer todos los días”El Diario Montañés”, porque de lo contrario mi vida se va a convertir en una serie de espantosos sobresaltos. Todavía sin superar el miedo provocado por la resurrección de la reina Victoria Eugenia, y el terror pánico por las de Isabel II y el sepulturero medieval, hoy me encuentro con que la sección “Torrelavega” abre con el siguiente titular a letra gigante “LOS PADRES DE SANTA ANA SE QUEJAN DE QUE SUS HIJOS SE DUCHAN CON AGUA FRIA”. El asunto es serio y plantea una catarata de interrogantes. En primer lugar, y a la vista de que la epidemia de resurrecciones parece que se ha extendido de Santander a Torrelavega, cabe preguntarse si no estaremos siendo invadidos silenciosamente por una horda de magos haitianos, dedicados a sacar a los muertos de sus tumbas como si tal cosa. Digo yo que serán haitianos, y haitianos incultos por añadidura, porque a nadie que tenga una mínima noción de la historia de España se le ocurriría organizar ese ciriburri de resurrecciones de reinas ninfómanas, intelectuales, sepultureros y venerable galileos. Ese revivir a la gente sin criterio alguno que se va extendiendo por Cantabria me inquieta extraordinariamente. Y si fuese con criterio me inquietaría lo mismo lo mismito, que en España para ver muertos vivientes ya tenemos el Senado. El asunto de la queja en si resulta absurdo y desconcertante. Si llevas dos mil años muerto y de repente te resucitan, en lo último que se te ocurriría pensar en si tus hijos se duchan con agua caliente o fría, creo yo; a menos, claro está, que ese hubiese sido tema de gran preocupación en la Galilea del siglo I a.C., pero no hay documentos que acrediten semejante cosa. Al contrario, siempre hemos tenido la sensación de que el tema de la higiene no era ni mucho menos prioritario en aquellos tiempos tan bíblicos y tan santos. Además, si tu hija está destinada a parir a la Madre de Dios, si va a ser nada menos que la abuela de Jesucristo ¿no es un acto de frivolidad quejarse de la temperatura del agua con que se duchan sus hermanos? De Santa Ana no dicen ni media palabra los evangelios canónicos y de sus padres muchísimo menos. ¿Por qué, me pregunto, lleva un periódico tan católico a sus titulares a una santa tan flagrantemente apócrifa y a sus apócrifos padres? ¿Viene la epidemia de resucitados acompañada de una lamentable pérdida de valores? ¿Por qué se quejan esos padres precisamente en Torrelavega, en donde tienen los galileos tan poco arraigo? ¿Por qué no se duchan sus hijos en Jerusalén? ¿Por qué los redactores de “El Diario Montañés” no ha titulado: “LOS PADRES DEL “SANTA ANA” SE QUEJAN…”? ¿No se dan cuenta del terror que provocan por ahorrarse una miserable “L” y dos comillas? Y ya puestos ¿tan horroroso es que unos cuantos críos se duchen con agua fría después de jugar al fútbol?

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